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La crisis en el sistema mexicano de becas culturales fulmina a su director Mario Bellatin

El escritor renuncia a su cargo entre fuertes críticas tres meses después de su nombramiento al frente del FONCA

El escritor Mario Bellatin ha dimitido este martes de su cargo como director del imponente sistema de becas mexicano. Su renuncia culmina una escalada de polémicas en torno a la nueva gestión del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), que aspira a introducir criterios que favorezcan su descentralización y transparencia. Parte de la comunidad cultural mexicana había acusado a la actual dirección de la institución de querer dinamitar el entramado de subvenciones y apoyos a creadores nacido hace 30 años y por el que han pasado muchos de los grandes nombres del México reciente: Carlos , Elena Poniatowska, Fernando del Paso, Leonora Carrington.

“He aceptado la renuncia de Mario Bellatin, quien ha decidido separarse de su cargo por motivos de salud”, ha señalado este martes en un comunicado la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto. El Gobierno ha anunciado también que, de momento, le sucede en el cargo Marina Núñez, una veterana funcionaria cultural que había liderado la dirección general de Publicaciones hasta su fusión con el Fondo de Cultura Económica, uno de los ejes de las reformas en las instituciones culturales del Gobierno de López Obrador.

Bellatin es uno de los escritores más prestigiosos de México, con una obra vanguardista publicada entre otros por Alfaguara, Anagrama o Sexto Piso, e incursiones en el mundo del cine y el arte contemporáneo. Su incorporación al nuevo Ejecutivo fue considerado como un fichaje estrella por parte del equipo de Frausto.

El recorrido de Bellatin al frente del FONCA apenas ha durado tres meses y ha estado salpicado de polémicas casi desde el inicio. Entre acusaciones de despidos y retrasos de convocatorias, la caja de los truenos se abrió definitivamente al comunicar las líneas maestras para dirigir el sistema de becas.

Tras analizar los datos duros, se anunció que más del 60% de las ayudas concedidas se concentran en Ciudad de México, se detectaron casos de artistas que prolongaron las ayudas durante más de 20 años, beneficiarios que habían recibido hasta 25 tipos de estímulos diferentes, importes de entre 4 y 6 millones de pesos acumulados en una sola persona y casos en los que los representantes legales de los artistas recibieron también ayudas.

“La manera en que el sistema de evaluación y selección de los beneficiarios está estructurado permite la transparencia y la eficacia, pero también generar una serie de círculos viciosos en los que hay margen para dinámicas de parcialidad y relevo entre jurados, tutores y beneficiarios”, apuntó como conclusión el nuevo equipo.

La propuesta levantó una fuerte polvareda entre la comunidad cultural mexicana. “Resumen de la propuesta del nuevo FONCA: burocraticémoslo lo más posible con el argumento de hacerlo más incluyente. Así apoyamos menos. Y, entre más caótico y confuso, mejor para el gobierno”, expresó en un tuit el escritor Julián Herbert. “No se puede ser Gobierno y no tener más que ocurrencias”, resumió por su parte Emiliano Monge.

Esta misma semana, más de un centenar voces del sector hicieron pública una carta dirigida a Frausto acusando de manipulación al nuevo Gobierno: “Exigimos el cese arbitrario y sesgado de los números y estadísticas que desacreditan a todos los que han sido apoyados por alguna de las convocatorias o han sido jurados”.
El sistema mexicano de becas ha sido objeto de críticas prácticamente desde su nacimiento. Creado durante el mandato del polémico Carlos Salinas fue interpretado por los críticos del viejo aparato priista como un sofisticado método de control de la cultura por parte del poder. A principios de los noventa, José Agustín definió el plan en su obra Tragicomedia mexicana como “un fondo de estímulo a la creación artística con becas que los mismos artistas otorgaran”.

Los críticos del nuevo programa de la institución inciden también en la falta de participación de la comunidad cultural en los planes anunciados la semana pasada. Ante las demandas, la dirección del FONCA organizó un foro consultivo con creadores para repasar las nuevas medidas. La ausencia de Mario Bellatin, quien esgrimió problemas de salud, agravó el clima de desamparo y falta de voluntad política, provocando escenas de tensión durante el encuentro. La secretaria de Cultura lamentó en el comunicado hecho público este martes “las condiciones en que se llevó a cabo el foro”, y convocó de nuevo a una reunión el 22 de marzo.

Este no es el primer encontronazo del nuevo Gobierno con la comunidad cultural. En diciembre, el recorte de 1.000 millones de pesos (50 millones de dólares) en el presupuesto de la Secretaría provocó también que numerosas voces, sobre todo del mundo del cine y el teatro, expresaran su descontento.

 

 

Fuente: elpaís.com

 

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