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Imponer aranceles reducirá la capacidad para atender la migración: Ebrard

El gobierno mexicano recordó a la administración del presidente estadunidense Donald Trump que ya detuvo y deportó a más de 80 mil 537 personas centroamericanas desde diciembre pasado, y le advirtió que imponer aranceles a las importaciones de productos mexicanos “podría reducir su capacidad para abordar los flujos migratorios”.

En un documento que entregará hoy al gobierno de Estados Unidos, el gobierno mexicano señaló que aceptó que las autoridades estadunidenses devuelvan 8 mil 835 personas extranjeras como parte del programa “Quédate en México”, detuvo a 400 personas vinculadas con el tráfico de personas y recibió cerca de 30 mil solicitudes de asilo durante los primeros seis meses de administración de Andrés Manuel López Obrador.

“Sin los esfuerzos de México, un cuarto de millón de migrantes adicionales llegarían a la frontera de Estados Unidos en 2019”, abundó el gobierno en una postura oficial que presentó en la mañana Martha Bárcena, la embajadora de México en Estados Unidos.

Esta postura define una base para negociar con Trump para que no imponga un arancel del 5% sobre los productos mexicanos a partir del próximo 10 de junio, como el magnate amagó el jueves pasado.

En una declaración extremadamente hóstil hacia México, Trump exigió a México que detenga la migración indocumentada hacia Estados Unidos, de lo contrario, advirtió que subirá los aranceles de manera gradual hasta alcanzar 25%.

“El límite que podamos tener (en las negociaciones con Trump) está dado por la Constitución, por el Pacto de Marrakech y por la dignidad de México”, resaltó el canciller Marcelo Ebrard Casaubón, quien encabeza una delegación de negociación que viajó de emergencia a Washington el viernes pasado.

Ningún funcionario federal de primer nivel los recibió: su homólogo Mike Pompeo está en Europa, Jared Kushner, el yerno del magnate, se encuentra en Israel, mientras que el propio Trump –quien dijo ayer que busca “acciones” y no “pláticas” de México– acaba de aterrizar en Inglaterra para una visita oficial de tres días.

Una reunión de alto nivel se llevará a cabo el próximo miércoles; por lo pronto, la delegación mexicana presentará dos documentos a la administración de Trump; en uno detalla la política migratoria de México, y en el segundo muestra los afectos adversos de los aranceles sobre ambas economías.

La estrategia de defensa

Durante una conferencia de prensa “morninguera” en Washington, Ebrard resumió en cuatro puntos la postura que defenderá el gobierno mexicano en Washington: primero, la mayoría de los migrantes y solicitantes de asilo proviene de Centroamérica; segundo, México trabaja sobre el tema migratorio desde diciembre; tercero, los aranceles afectarán a ambas economías y pegarán en el bolsillo de los consumidores estadunidenses; y cuarto, “no estamos aquí para hablar sino para diseñar acciones juntos”.

Este lunes, los integrantes de la delegación mexicana sostendrán encuentros previos con los secretarios de Agricultura, de Economía y de Comercio de Estados Unidos, así como con Kevin Mc Alleenan, recién nombrado al frente del Departamento de Seguridad Interna (DHS), la instancia encargada de aplicar la política antimigrantes de Trump.

“Vamos a esperar la reunión con Mc Alleenan para saber lo que están esperando de nosotros”, abundó Ebrard, quien insistió en que en materia migratoria, “México ya hizo un esfuerzo grande (…) se necesitan concesiones de ambas partes, de otra manera no habrá solución”.

Y, tras afirmar que “una visión meramente punitiva no va a funcionar y no está funcionando”, el político reiteró que “no sería aceptable” un tratado que convierta a México en Tercer País Seguro.

Preguntado sobre la posibilidad de que el presidente Andrés Manuel López Obrador asista a la reunión del G20 para buscar aliados en las negociaciones con Trump, Ebrard aseveró que le “encantaría”, pero resaltó que ello “es decisión de él”.

Jesús Seade, el subsecretario para América del Norte, aseveró que el efecto “grave” de los aranceles rebasa el costo de 17 mil 500 millones de dólares, equivalente a un 5% de los 350 mil millones de dólares de exportaciones anuales de México a Estados Unidos, pues recordó que existen “muchos ejemplos de componentes en sector automotriz que cruzan ocho veces la frontera, cuatro veces de cada lado.

En este caso, los aranceles se aplicarían en cada cruce de frontera, por lo que se acumularía el daño.

Esfuerzos de integración

Graciela Márquez Colín, la secretaria de Economía, por su parte, insistió en la “importancia de la integración comercial de México, Estados Unidos y Canadá” en los últimos 25 años, y añadió que ello se hizo principalmente mediante el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN).

“No queremos usar los aranceles para dañar las cadenas de valor, para dañar los empleos”, añadió la funcionaria, quien subrayó los esfuerzos de ambos lados para aprobar el nuevo tratado de libre comercio regional (T-MEC).

Victor Villalobos, titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), declaró que la aplicación del arancel representaría una pérdida de mil 400 millones de dólares al año para el campo mexicano, y abogó por una estrategia de Estados Unidos y México para atacar el problema de la migración centroamericana desde donde se origina, es decir, en las zonas rurales.

El gobierno mexicano refrendó a la administración de Trump que “la imposición de aranceles junto con la decisión de cancelar los programas de ayuda en los países del norte de Centroamérica podrían tener un efecto contraproducente y no reducirían los flujos migratorios”.

Y defendió de nuevo el Plan de Desarrollo Integral para Honduras, El Salvador, Guatemala y México, elaborado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), el cual pretende combatir la migración mediante proyectos de desarrollo.

Ebrard recordó que en diciembre pasado, cuando el gobierno mexicano presentó esta iniciativa, el Departamento de Estado prometió invertir 5 mil 800 millones de dólares en la región, pero deploró que “no hay un solo proyecto hasta la fecha”.

La misión de la delegación mexicana para evitar el arancel se ve bastante difícil: Trump se encuentra en una guerra abierta contra los demócratas, y sus embestidas contra México están pensadas para seducir a sus electores.

Para ello, Trump busca abiertamente el conflicto con México: el plazo de 10 días que dio al gobierno mexicano es imposible de cumplir; además, anunció que él mismo determinará de manera “discrecional” si la migración se redujo, y por si fuera poco, expresó ayer su escaso interés en dialogar con México.

 

Fuente;Proceso.com.mx

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