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Venezuela: sospechas por la llegada de militares de élite a Colombia

BOGOTÁ.– La Brigada de Asistencia de Fuerza de Seguridad (SFAB) es un cuerpo de élite del Ejército de Estados Unidos cuya existencia era desconocida en el país hasta hace pocos días, cuando un número indeterminado de tropas de ese grupo llegó aquí. La misión oficial de la brigada –integrada por militares curtidos en las guerras de Irak y Afganistán– es “ayudar a Colombia en su lucha contra los narcóticos”.

Pero para amplios sectores del país resulta extraño que Colombia, que capacita a varias naciones latinoamericanas en la lucha contra las drogas, necesite capacitación en ese ámbito. Y más extraño les parece que ese entrenamiento vaya dirigido a las fuerzas militares, cuando la Policía Nacional es la encargada de las operaciones contra el narcotráfico y la que tiene un más alto grado de especialización en esa tarea.

Lo cierto es que la larga lista de dudas que acechan al gobierno colombiano por la llegada de la SFAB –el lunes 1– ha provocado un candente debate nacional que tiene como trasfondo, invariablemente, a la vecina Venezuela.

“Es la conclusión lógica, que todos los caminos de la fuerza SFAB en Colombia conducen a Venezuela”, dice el internacionalista de la Universidad Externado, Andrés Aristizábal, quien explica que la SFAB es una fuerza que se especializa “en guerra no convencional y en conflictos internos de baja intensidad, no en la lucha contra el narcotráfico; además, la llegada de estos militares estadunidenses es inconstitucional.”

Según Aristizábal, todas las “irregularidades e inconsistencias” que rodean la llegada de tropas estadunidenses a Colombia permiten concluir que “el verdadero objetivo de esta operación es Venezuela y el gobierno de Nicolás Maduro”.

Los principales cuestionamientos al gobierno del presidente colombiano, Iván Duque, por la presencia de militares extranjeros han surgido de respetables juristas que la consideran inconstitucional, y del Senado, cuyo presidente, Lidio García Turbay, le recordó al mandatario que permitir el tránsito de tropas extranjeras es una atribución del Poder Legislativo.

Pero el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, señaló que la autorización del Senado es innecesaria pues “no habrá tránsito de tropas extranjeras ni (éstas) participarán en operaciones militares”.

Según Holmes Trujillo, son 53 militares los que llegaron a Colombia para realizar labores “de carácter consultivo y técnico”. Pero varias voces cuestionaron esa cifra por “la opacidad” con la que el gobierno ha manejado el tema.

“No se sabe bien si son 53 o si son 800”, afirmó el columnista Antonio Caballero.

El senador opositor Iván Cepeda señala que las tropas que llegaron a Colombia son parte “de conjunto de operaciones militares que desarrolla (el presidente estadunidense Donald) Trump en el Caribe y que incluye una poderosa flota y otros componentes de una verdadera escalada bélica”.

Para la internacionalista Sandra Borda, la pregunta lógica es si el gobierno de Colombia está vinculado “con un esfuerzo para empujar la salida de Maduro y, si éste es el caso, qué costo va a tener esto para el país en sus relaciones con Latinoamérica”.

Lagunas informativas

La embajada de Estados Unidos en Bogotá se refirió a la llegada de “una brigada”, que en el mundo militar puede estar integrada por entre 3 mil 600 y 5 mil hombres.

De hecho lo que primero llamó la atención sobre la SFAB es que fue la embajada estadunidense, y no el gobierno colombiano, la que dio la noticia, el 27 de mayo, de la “misión” militar que arribaría a Colombia.

En un comunicado caracterizado por sus vaguedades, la sede diplomática señaló que la presencia de las tropas en territorio colombiano tendrá una duración “de varios meses” durante los cuales “centrará sus esfuerzos principalmente en las ‘Zonas Futuro’” establecidas por el gobierno colombiano.

Esas zonas, creadas por el gobierno de Duque en enero para desarrollar en ellas una estrategia de seguridad y prestación de servicios sociales, son cinco, y dos de ellas –Catatumbo y Arauca– son fronterizas con Venezuela.

El comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, general Luis Fernando Navarro, precisó, después del comunicado de la embajada, que la SFAB “centrará sus esfuerzos” en cuatro zonas y que una de ellas será la región del Catatumbo, principal vía de salida de cocaína hacia Venezuela. De acuerdo con el militar, la brigada –creada hace dos años y que actúa por primera vez en América Latina– permanecerá “alrededor” de cuatro meses en Colombia.

El hecho es que no hay precisión acerca de las regiones donde tendrá presencia –pueden ser cuatro, cinco o más– ni sobre las particularidades de las labores “consultivas y técnicas” que desarrollará.

Lo que se sabe con más detalle es que trabajará con los estados mayores de tres unidades de élite del ejército colombiano: la Fuerza de Tarea Hércules, con sede en el suroccidental Nariño, el municipio con más cultivos de hoja de coca; la Fuerza de Tarea Omega, en el sur; y la Fuerza de Tarea Vulcano, en el nororiental Catatumbo.

Puente para la intervención

El coronel Jonnathan Thomas, uno de los creadores de la SFAB, ha dicho que esa fuerza está diseñada “para desplegarse rápidamente en un teatro de operaciones y entrenar, asesorar y ayudar a las fuerzas de seguridad de la nación aliada en todo lo que necesiten, en logística, comunicaciones y maniobras”.

Según el portal del ejército estadunidense, el propósito de la SFAB es “apoyar los objetivos de seguridad y las necesidades de combate de los países socios”.

Aristizábal sostiene que si bien es difícil conocer el tipo de acciones que desarrollará esta fuerza en Colombia, “es claro que el gobierno de Iván Duque ha dispuesto al país como puente para una intervención de Estados Unidos en Venezuela”.

El experto considera que “esa intervención no es inminente” porque Trump “enfrenta una situación muy compleja a nivel interno por la pandemia del covid-19 y su campaña de reelección; pero sin duda es una opción que está prevista”.

Lo que de acuerdo con el experto se perfila con la llegada de la SFAB a Colombia “es una acción de amago y de más presión contra el régimen de Maduro”, en momentos en que la severa crisis que vive Venezuela desde hace siete años adquiere niveles de “desastre humanitario” por el coronavirus.

La carencia de alimentos, medicinas y el colapso de los servicios públicos se ha agudizado en Venezuela durante esta pandemia, con el agravante de que el país está con una enorme escasez de gasolina que mantiene paralizados los servicios de transporte público y de mercancías.

El economista Manuel Sutherland, director del venezolano Centro de Investigación y Formación Obrera,  explica que Venezuela importa las dos terceras partes de los alimentos que consume y con la interrupción de la cadena de suministros en el mundo por el covid-19, cada vez escasean más los víveres y los que se producen en el país no se pueden transportar.

Aristizábal considera que Estados Unidos busca, con la “complicidad” de Colombia, un “detonante que haga caer al régimen de Maduro”. Y en ese sentido, agrega, “podemos esperar que las tropas estadunidenses que llegaron no sólo sean utilizadas para capacitar a militares colombianos, sino también a personas de origen venezolano”.

Colombia ha acogido a decenas de militares venezolanos que desertaron de la fuerza armada del vecino país y que están prestos a participar en una solución militar para derrocar a Maduro.

De hecho en mayo Maduro dijo haber frustrado una “invasión” que intentaron hacer a bordo de varias lanchas unos 60 exmilitares y opositores venezolanos comandados por los mercenarios estadunidenses Luke Denman y Airan Berry.

Estos dos exmilitares fueron detenidos y “confesaron” ante las cámaras de la televisión que la “invasión” se preparó desde Colombia, donde fueron entrenados en el manejo de armas y en tácticas de guerra urbana varios de los participantes en la intentona.

En marzo, el exgeneral venezolano Clíver Alcalá, quien estaba exiliado en Colombia tras romper con Maduro en 2014, se responsabilizó de un cargamento de armas confiscado el 23 de ese mes por la policía colombiana y dijo que esos pertrechos eran para una operación que se preparaba para derrocar a Maduro.

Alcalá, quien días después se entregó a las autoridades de Estados Unidos para responder por cargos de narcotráfico en ese país, dijo a W Radio de Colombia que Bogotá estaba al tanto de esa operación, lo que ha sido negado por voceros de Duque.

El pasado 9 de mayo, días después de la frustrada invasión, la fuerza armada de Venezuela encontró en una ribera del Orinoco tres lanchas artilladas de la marina colombiana “en estado de abandono y sin tripulación a bordo”, pero con armamento de combate y ametralladoras calibre .50 y M60.

Maduro presentó el hecho como parte de la frustrada operación militar contra Venezuela; la marina colombiana reconoció la propiedad de las lanchas y señaló que “fueron arrastradas por la corriente” hacia aguas de Venezuela por un descuido de los guardias.

Aristizábal señala que “con estos antecedentes es muy difícil que Colombia pueda negar su plena disposición a participar o facilitar este tipo de operaciones en las que, sin duda, está la mano de Estados Unidos y del gobierno de Donald Trump”.

De acuerdo con el investigador del centro de análisis Aldea Mundial, la principal apuesta del gobierno de Duque en materia de política exterior “es el fin del régimen de Nicolás Maduro; él nunca ha renunciado a eso y sabe que ese objetivo lo convierte en un aliado confiable ante los ojos de Trump”.

La llegada de la SFAB se produjo una semana después de que Trump dijera que tiene “rodeado (a Maduro) a un nivel que nadie conoce” y que “algo pasará” en Venezuela.

El ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino –tercer hombre más fuerte del régimen después de Maduro y del líder de la Asamblea Constituyente, Diosdado Cabello–, aseguró que la llegada de tropas estadunidenses a Colombia es parte de un “plan de invasión imperial”.

En su cuenta de Twitter Padrino escribió que Colombia es “la cabeza de playa de la estrategia de contención yanqui en la América del Sur y, por supuesto, su base de operaciones”. Señaló que la llegada de la SFAB a territorio colombiano es “un peligro real contra la soberanía y estabilidad de la región” y parte de un reiterado intento por atacar a Venezuela.

“Ahora envían tropas élites con la fachada de la lucha contra el narcotráfico. Así, Colombia es un país ocupado por fuerzas extranjeras, que no ha logrado detener la producción y el tráfico de drogas”, sostuvo el militar de más alto rango en Venezuela.

Medio centenar de congresistas colombianos que consideran que su país no debe ser utilizado para ese propósito le enviaron una carta al presidente Duque en la que le solicitan explicar en detalle “la naturaleza, objetivos y condiciones” de la presencia militar estadunidense en territorio nacional.

fuente proceso.com.mx
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