Ciudad de México. Después de todo sigue siendo el mismo. Algunos pensamos que, una vez en la presidencia de su país, Donald Trump aprendería las lecciones y se moderaría, o al menos que controlaría los exabruptos que lo han llevado tan bajo en su presidencia, y que el candidato intratable de los republicanos regresaría al reino de la realidades, abandonando las fantasías que parecían haberlo penetrado y dominado. No el reino de las utopías, que cuando son inteligentes tienen mucho que enseñar al hombre de carne y hueso, sino la región de la fantasía enfermiza, y a veces hasta de la locura.
La gran sorpresa es que ya entronizado en su nueva función Donald Trump no sólo ha seguido con sus desvaríos de candidato sino que ha incorporado al ejecutivo sus demenciales. Pero lo que ha sido grave para México es que su obsesión xenófoba ha sido sobre todo con los mexicanos migrantes en Estados Unidos, a quienes ha deportado sin ningún miramiento ni reserva, sino realmente cont hojeriza, y hasta podría decirse con un odio sólo localizable en los más desequilibrados. Y es con éste personaje que hemos de lidiar ¿hasta cuando? Muy posiblemente hasta que cumpla el segundo de sus mandatos, porque junto a la multitud estadounidense que lo repudia también hay otra multitud que lo apoya y hace fuerte, incluida naturalmente la reelección.
En todo caso, no podemos olvidar que vivimos un tiempo de agudas contradicciones, como se ha señalado en varios artículos después de la última reunión de Davos, en los que se dijo, por ejemplo, en el informe de Oxfam (2014), Gobernar para las Elites: Secuestro Democrático y Desigualdad Económica, es alarmante por dos razones. Primero, porque pone en evidencia el aumento de la desigualdad en el mundo. Y segundo, porque advierte sobre el proceso que está llevando a que los Gobiernos sean secuestrados por las élites.
En palabras del Informe: “Cuando la riqueza se apropia de la elaboración de las políticas gubernamentales secuestrándolas, las leyes tienden a favorecer a los ricos, incluso a costa de todos los demás”. La captura del Estado por parte de los ricos ha consolidado las tendencias hacia la desigualdad. Una expresión de la apropiación que han realizado las élites de las políticas gubernamentales es la forma como los programas de austeridad han estimulado la concentración a favor del 1 por ciento más rico de la población, que se ha apropiado del 46 por ciento de la riqueza mundial. En Estados Unidos, por ejemplo, “el 1% más rico ha acumulado el 95% del crecimiento total posterior a la crisis desde 2009, mientras que el 90% más pobre de la población se ha empobrecido aún más”, Lo anterior es alarmante al menos por dos razones. Primero, porque pone en evidencia el aumento de la desigualdad en el mundo. Y segundo, porque advierte sobre el proceso que está llevando a que los Gobiernos llamados democráticos sean secuestrados por las élites, por los oligarcas que forman gobierno.
Ante este cúmulo de problemas enormes, que afectan a México, pero también a Estados Unidos, Donald Trump no ha encontrado otra salida que enviar a su Guardia Nacional al sur de la frontera para ser más riguroso en la vigilancia de la penetración de drogas e inmigrantes ilegales, lo que reforzará también al muro de la ignominia para dificultar el paso de inmigrantes ilegales y la penetración de drogas. Por supuesto, ni una palabra ha pronunciado Trump sobre el hecho de que Estados Unidos constituye el mercado más grande de drogas en el mundo, lo cual ha sido repetido muchas veces por nuestros gobiernos y por estudiosos de estos fenómenos en nuestro país. Esta circunstancia, como ninguna otra, estimula el crecimiento y fortalecimiento de los cárteles de la droga en Estado Unidos y en el mundo entero, incrementándose entonces la violencia salvaje que se vive en muchas partes.
Tampoco Donald Trump ha dicho una palabra sobre el tráfico de armas en su frontera sur, y mucho menos ha mostrado alguna intención de frenarlo. Para no decir que también guarda sepulcral silencio sobre la acción del gran Lobby multimillonario del rifle en Estados Unidos, que ha estado en el origen de las balaceras y asesinatos de jóvenes indefensos inclusive en escuelas de primaria y secundaria.
Naturalmente en México hubo reacción inmediata del Presidente Peña Nieto reclamando airado por esta medida amenazante, que ha sido apoyada (la reacción de Peña) por la mayoría de los mexicanos e inclusive por los candidatos principales a las elecciones presidenciales del próximo 1o de julio. Dijo por ejemplo el presidente Peña: “No tenemos temor de negociar, pero tampoco tenemos temor en la negociación”
Pero además los 4 candidatos presidenciables coincidieron plenamente con la posición de Enrique Peña Nieto, de la necesidad en esta hora de unidad y solidaridad de los mexicanos, ante la amenaza de Donald Trump. López Obrador, entre otras cosas, dijo en su cuenta de Twitter “ celebro que el Presidente haya respondido como lo hizo”. Antes, en otras declaraciones, había sostenido de en el caso del envío de tropas a la frontera él organizará una cadena humana con los miles de mexicanos que sea necesario, para mostrarle a Trump cómo y quienes somos.
fuente la jornada en linea. unam. mx