Un jardín para redimir al hombre digital

La espera incierta y el lento crecimiento de las plantas engendran un sentido especial del tiempo, radicalmente distinto de la aceleración de las pantallas Desde que trabajo en el jardín percibo el tiempo de manera distinta. Transcurre mucho más lentamente. Se dilata. Me parece que falta casi una eternidad hasta que llegue la próxima primavera. La próxima hojarasca otoñal se distancia hasta una lejanía inconcebible. Incluso el verano me parece infinitamente lejano. El invierno se me hace ya eterno. El trabajo en el jardín invernal lo prolonga. Jamás me resultó…

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