El compositor Francesco Cavalli plasmó en esa obra barroca ‘‘un tratamiento desacomplejado y lúdico de la sexualidad’’, opina el director del Teatro Real Madrid. Ninfas sensuales que embriagan con sus bailes eróticos, bestias antropomorfas que muestran con descaro una fogosidad insaciable y dioses de la mitología que engañan y exponen con crudeza la crueldad para vampirizar a sus presas. Y todo esto narrado con música con ingredientes del barroco, con sonidos singulares de los chitarrones, la viola da gamba, el lirone y el arpa barroca. El Teatro Real estrenó en España…
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