Cómo puede el trabajo ser a la vez un castigo divino y un derecho constitucional? La propia Iglesia católica lleva siglos tratando de explicar que dignifica a la persona, aunque en la catequesis aprendiéramos que ganar el pan con el sudor de la frente fue la consecuencia del pecado de los primeros padres. Quizás por eso escuché en cierta ocasión a Antonio Marzal, un jesuita revolucionario de brillante inteligencia, que en realidad no es un trabajo auténtico aquel que no esclaviza. Estas meditaciones y otras semejantes me vinieron a la…
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