CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En un inicio, el sujeto fotografiado era incapaz de opinar sobre su representación. El fotógrafo decidía sobre el fondo y lo destacable, el encuadre y la luz, si se trataba de retratos pactados. Si se encontraba al fotografiado en la calle, tomaba su impresión sin siquiera preguntarle su nombre y cuántas veces no ocurrió que una mujer en un café de París viera su foto ilustrando un reportaje sobre la prostitución, un anuncio de cigarros, o la pánfila moda de la clase media. No sólo el…
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