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Reunión priísta no estuvo exenta de golpes entre aspirantes a dirigencia

El escenario fue la reunión del Consejo Político Nacional, antesala de la elección interna del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Con todo y aplauso, nadie recordó que Moreno fue pieza clave de la disputa de 2002, en la que su candidata, Beatriz Paredes, fue barrida por la fórmula de Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo. Y menos recordaron que la hoy homenajeada dijo entonces que sus compañeros de partido ganaron gracias a prácticas propias de la delincuencia organizada.

Con todo y ese antecedente, la cúpula del tricolor decidió que irán solos a su elección, es decir, que no será organizada por el Instituto Nacional Electoral. Los priístas adornaron su decisión con frases sobre la madurez de su partido y sus aportaciones a la historia nacional. El motivo real, sin embargo, fue más simple: los 230 millones de pesos que el INE pidió por llevarla a cabo son mucho dinero para un partido quebrado y con un padrón de militantes que es un desastre.

Delincuencia organizada

Beatriz Paredes, víctima hace 17 años de la delincuencia organizada de su partido, fue la encargada de poner fin a la discusión. Su proverbial elocuencia puso fin a la lista de oradores y dio paso a la votación.

El cambio de método de elección, motivo de la reunión según una catarata de publicaciones de prensa, ni siquiera estuvo en la mesa. Claudia Ruiz Massieu, presidenta del partido, aclaró desde su primera intervención: No proponemos ni hemos sugerido el cambio de método acordado en febrero. La cúpula aplaudió y fue a lo siguiente.

Y lo que siguió fue una catarsis no exenta de golpes entre quienes han levantado la mano para dirigir al PRI a partir de septiembre, o cuando los aspirantes logren ponerse de acuerdo en las reglas, o cuando la nomenklatura del PRI encuentre otra fórmula para frenar a Alejandro Moreno, Alito, gobernador de Campeche, quien parece tener el camino libre en una consulta a las bases.

Anoche lo pararon fácil. Un grupo de consejeros comenzó con el grito: “¡Alito, Alito!”, y de inmediato sonó la música para apagar las voces. En la playlist del auditorio estaba I say a little prayer for you, en cover a ritmo de bossa nova. Y sonó y no hubo más gritos, aunque Alito haya sido el más buscado para las selfies.

Paredes tomó el micrófono con una queja: haber sido presentada como senadora y ex presidente del partido. “La base va a decir ‘pura pinche cúpula’”. Ganó aplausos y risas de la cúpula que, sabedora del acuerdo, aguantaba con más disciplina que gusto la larga lista de oradores.

La mitad del auditorio Plutarco Elías Calles la ovacionó. La otra mitad estaba vacía porque las bases, muy mencionadas en los discursos, no fueron convocadas.

En el estado de México –dijo el profesor Carlos Hank González en su pliego de mortaja– “la unidad política es completa… y todos acudimos a la orden del gobernador”. Los nuevos tiempos han acabado con esa sentencia que fue la clave del poder del grupo Atlacomulco.

En la lógica de Hank, Alfredo del Mazo sería el nuevo jefe indiscutido del clan. Anoche se levantó del lugar de honor, en el centro de la zona reservada a los gobernadores, y se fue a media reunión mientras en los pasillos se comentaba que no apoya la aspiración de su par, el gobernador de Campeche, Alito, el único gobernador que acudió con la chamarra roja que identifica a su partido.

Del Mazo no pudo escuchar la intervención de Fernando Moreno Peña, el ex gobernador de Colima, quien sobrevivió a un atentado a balazos y que anoche llegó muy claridoso: Yo no le temo a las bases del partido, dijo, con una sonrisa socarrona, yo le tengo miedo a los aspirantes a dirigirlo, que aquí vienen a decir que quieren al partido y afuera lo afectan con sus declaraciones.

Acto seguido, dijo que se permitiría una indiscreción, y contó que dos días después de la elección que ganó Vicente Fox fue convocado a Los Pinos por el entonces presidente Ernesto Zedillo, y que acudió a escucharlo al lado de los otros 21 gobernadores del tricolorEl presidente Zedillo nos dijo que este ya era otro país y que prácticamente el PRI se había acabado.

En un cierre de viejas cuentas recordó que el gobernador de Chihuahua Patricio Martínez tomó la palabra para decir a Zedillo que, efectivamente, México ya era otro país y que, por lo tanto, el presidente ya no iba a poner al dirigente del partido.

Todo esto viene a cuento por la salida de Del Mazo, porque en los corrillos del PRI se dice que no apoya a su par de Campeche, pero que no sucede lo mismo con su primo Enrique Peña Nieto, quien ha dicho a sus cercanos que el PRI debe ser dirigido por un hombre joven, lo que naturalmente excluye al doctor José Narro.

El ex rector de la Universidad Nacional fue uno de los primeros aspirantes en arribar al auditorio. Recibió saludos cordiales aquí y allá pero no hubo el besamanos del candidato que todos saben ungido.

Desde la primera fila, frente al atril de los oradores, Narro se sumergió en la lectura de su discurso mientras Carolina Viggiano, esposa de Rubén Moreira y coordinadora de la campaña con la que Miguel Ángel Osorio Chong ganó la gubernatura de Hidalgo, reclamaba que nadie quiere ser delegado en las entidades donde el PRI es oposición. Y más, Viggiano invitó a Narro a que visitara esos estados para que conozca al partido.

Silencios hacia el ex rector

En este punto cabe la pregunta: ¿Cuántas de las figuras fuertes del PRI han manifestado abiertamente su apoyo al ex rector? Lo dice un dirigente estatal: No sólo guardan silencio, tampoco han expresado su respaldo en metálico a la candidatura de Narro.

Por la tarde, la ex gobernadora de Yucatán Ivonne Ortega expresó su molestia porque Claudia Ruiz Massieu había recibido a enviados de Narro y a personajes como Manlio Fabio Beltrones. No obstante, entre los cercanos de Ortega se cree que una fórmula invencible sería la formada por el ex rector y la ex gobernadora, porque él cuenta con prestigio entre la clase pensante del país y ella con sentido de identidad con el priísmo del país.

Al gobernador de Campeche le reprochan su cercanía con el elefante que flotó toda la noche en el auditorio del PRI. Lo invocó otro de los aspirantes, el oaxaqueño Ulises Ruiz: Tenemos el riesgo de desaparecer o de entregarnos a López Obrador. Hay una fracción del PRI que así lo dice.

En la guerra que apenas comienza ganó, por el momento, la retórica. La pieza más ovacionada fue la de Paredes, que se deslindó de los fifís, y se fue directo a la misión del PRI frente al gobierno de López Obrador: salvar a nuestro país, porque la irresponsabilidad con la que se está gobernando es dramática.

 

Fuente;Lajornada.com.mx