La Academia Mexicana de la Lengua (AML) organizó una sesión extraordinaria para conmemorar, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, un año del fallecimiento del escritor Sergio Pitol (Puebla, 18 de marzo de 1933-Xalapa, 12 de abril de 2018), de quien se destacaron varias de sus facetas, entre ellas la de viajero, lector voraz y sobre todo, amigo de quienes decidieron honrarlo esa noche.
El narrador, ensayista y poeta Adolfo Castañón, la escritora y periodista Margo Glantz, además de Gonzalo Celorio, presidente de la AML, fueron los encargados de hablar del autor Nombrar a la divina garza, cuya imagen aparecía en un fotografía que se colocó en el escenario del espacio cultural, pero en espíritu estaba presente por medio de las palabras de quienes mencionaron sus aportes a la literatura, que fue su gran pasión.
Castañón nombró al escritor fallecido como “un trotamundos solitario, un ruso que se hizo pasar por veracruzano”, para, con un tono poético, aludir al hecho de que Pitol recorría el mundo como diplomático y amante de los viajes, así como traductor y la huella que dejó fue tan profunda, que el ponente conminó a los presentes en no pensar en que está muerto, sino en las consecuencias de su obra que es “perdurable y gloriosa”.
Por su parte, Glantz narró varias vivencias a lado de Sergio Pitol en su calidad de mejor amigo y con él, hablaba de “nuestros proyectos y de nuestros viajes, de política”. También se evocó la figura de quien de niño leyó a los clásicos, debido a que enfermo de paludismo, lo que le obligó a estar en su casa, donde los libros de Julio Verne, Stevenson y Dickens fueron sus compañeros. A los diecisiete años, ya estaba familiarizado con Marcel Proust, Faulkner, Thomas Mann, Virginia Woolf, Kafka, Neruda, Borges y a los poetas del grupo Los Contemporáneos, como Xavier Villaurrutia.
Fuente: elsoldehidalgo.com.mx