Por Eduardo Carreón Muñoz*
No hay tiempo que no se llegue, ni plazo que no se cumpla, decían…
Estamos a unas horas de que el 2017 al fin termine; un año que superó cualquier ficción. Un año del que hablé y escribí justamente hace un año. Un año difícil para el mundo. Sinceramente muy difícil.
Para nuestro País, si, para México nada más y nada menos el año más sangriento y violento del que se tenga registro. 2017 el año de los feminicidios, de Mara Castilla hasta los 32,000 casos de desaparecidos en los últimos 10 meses.
Un año de desastres naturales que nos sacudieron en todos los sentidos. Un año políticamente complejo, la economía nacional muy lejos de lograr la estabilidad aspiracional de cada sexenio.
Sin duda un 2017 difícil, un año que dolió tanto. Un año en que resentimos los golpes y un año que nos mostramos sumamente frágiles y vulnerables. El 2017 le dió un nuevo significado al Miedo. Un significado diferente a la Vida.
Las redes sociales siguieron su ruta de descomposición en valores convirtiéndose el medio número uno de excelencia en comunicación, el espacio para entender los tiempos de este siglo.
El 2017 inició con los saqueos por el gasolinazo y de ahí para arriba en niveles nunca antes experimentados como país, la lucha de tantas lady’s y tantos lord’s que no hicieron más que mostrarnos que las cosas no andan bien.
Hace unas horas alguien me contaba una experiencia personal que no es más que otro espejo de nuestra realidad. “Mis Jefes son pensionados y cada quincena la alacena de la casa estaba bien surtidita, el refrigerador estaba repleto, hoy ni la alacena ni el refrigerador, solo tienen lo necesario y tienen muchas veces que escoger entre unos huevos o una gelatina”
-Las cosas no andan bien-, una frase constante desde que tengo conciencia; indudablemente habría que preguntarnos ¿hasta cuando?, ¿cuándo andarán bien?
Si bien es cierto, está realidad es difícil, aumentó 974% el número de jóvenes desaparecidas en 4 años, los costos de la canasta básica aumentaron, los problemas aumentaron… pero hay algo que me dejó el 2017 que NADIE podrá arrebatarme nunca, y ha sido la experiencia de ver unida a una nación en momentos de desastre, ver un País que se desmoronaba y que a puño cerrado hicimos “Fuerza México”; es algo que me marcó para siempre, quizá muchos murieron con la esperanza de ver algo similar… una fuerza que nos recordó que podíamos ser hermanos no sólo en el nombre, una fuerza que me llenó de esperanza y en la que descansa hoy mi fe.
Leía un poco de El Principito
“—Sólo se conocen bien las cosas que se domestican —dijo el zorro —. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos” Les prometo que los amigos existen porque existe el amor. Cuidémoslos.
Este inevitable final del 2017 me lleva a decir GRACIAS, un Gracias desde el fondo de mi corazón. Un Gracias porque a pesar de la adversidad entendí la ruta. Un Gracias por tener templanza y el ánimo de impulsar desde mi trinchera acciones y actividades universitarias capaces de devolver los sueños en los jóvenes, gracias por tantas sonrisas generadas, 2017 ha sido un año difícil, el año en que más lagrimas he derramado, el desamor tiene siempre un costo alto, por eso doy gracias, porque cada vez me doy la oportunidad de vivir y experimentar mis emociones con mayor pasión, por muy buenas o no que sean.
Gracias 2017 por tanto amor recibido. Gracias por tantos reconocimientos obtenidos, un 2017 en que presenté Profeta Entre Caminos de Historia y Pasión en la Feria Internacional del libro de la Habana en Cuba, el reto de la Dirección de la ORCODEE Internacional en México o qué decir de ser nombrado embajador por la Paz Mundial en Milán, Italia por la ODAEE; un año que me permitió cerrar un proyecto literario maravilloso que seguro estoy el 2018 abrazará con gran pasión. Un 2017 que me llevó a alcanzar la ruta de un mejor diálogo de la mano de la comunidad académica y administrativa de la Politécnica.
2017 un año de constantes y de contrastes. El año en que fui asaltado y robado 4 veces, perdiendo cosas materiales muy valiosas pero donde salí intacto e ileso, ¡gracias Padre!
2017 El año del Interpolitecnicas, el año de las hazañas colectivas. 2017 el año de decir GRACIAS.
El año de mi triste Paris, y el año de mis 33.
El año de sueños alcanzados, de mucho amor, el año del piojito y de buenas emociones, de objetivos elevados y resultados sorprendentes. El año de Azul, el año de muchas bendiciones. Lo prometo; no fue fácil crear todo un escenario de vida donde parecía existía solo muerte.
En fin, el fin de este 2017 llegó.
Este año depuró y movió lo que tenía que moverse… y soltar es una tarea no apta para necios…
Faltan unas horas para estar reunidos en familia, con amigos, o solos; así es, no importará que estemos haciendo inevitablemente este 2017 se estará yendo, y lo que hiciste… habrá sido historia, así que piénsalo y piénsalo muy bien…
¿Cómo quieres terminar este 17? , ¿Donde quedaron los propósitos que te planteaste a inicio de año? ¿Los lograste, fallaste? ¿Que sigue?
Recuerda que Los Tigres No Tienen Miedo.
Gracias 2017. ¡Lo que unió el sismo que no lo separe el hombre!
Que la elección presidencial no sea más fuerte que nuestra patria.
Las hazañas son posibles. ¡Haz la Tuya!
2018: Aquí Estoy.
Aquí y Ahora.
Gracias Padre.
Facebook: Eduardo Carreón Muñoz
Twitter: @EduardoCarreonM
Instagram: @EduardoCarreonM
Sitio Oficial: www.soyeduardocarreon.com
*Rector de la Universidad Politécnica de Huatusco; Embajador por la Educación, Cultura y la Paz, Director Internacional ORCODEE México. Escritor y Conferencista.