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Huracán Trump sigue golpeando todo a su paso

Nueva York. Después de advertir a los ciudadanos de las Carolinas que este huracán es “muy mojado desde el punto de vista del agua”, rechazar un informe de expertos calculando que hubo casi 3 mil muertos por el huracán María en Puerto Rico, después de aconsejar a los españoles construir un muro a lo largo del desierto de Sahara, tras arremeter otra vez más contra su procurador general, jefes de inteligencia y el fiscal especial que encabeza la investigación sobre la posible colaboración de la campaña electoral del presidente con los rusos, el mandatario estadunidense atacó hoy a legisladores republicanos por omitir fondos para su muro en la frontera con México, y con ello el huracán Trump sigue golpeando casi todo en su paso sin pausa alguna para evaluar qué tan graves son los daños hasta la fecha.

El nuevo libro de Bob Woodward, Fear, continúa sacudiendo Washington no necesariamente porque revela algo desconocido, sino porque intenta resumir lo que se ha vivido durante esta presidencia, sobre todo el temor dentro de la misma Casa Blanca donde asesores y secretarios del gabinete reconocen que tienen a “un idiota” o un “fucking imbécil” o un “mentiroso” o un “ignorante” como jefe.

“El temor alrededor de su presidencia no tiene nada que ver con su uso hábil de la intimidación, y todo que ver con con las consecuencias peligrosas de su comportamiento errático. Al centro de Trump está la necesidad de verse fuerte, lo cual, claro, hace que se vea débil”, indica George Packer al comentar el libro en The New Yorker. “Todos los días en su Casa Blanca tienen la sensación de desintegración de los días finales, pero el siguiente día es lo mismo, y el cuento nunca termina”.

Vale recordar que Woodward, junto con su colega Carl Bernstein, fueron los reporteros del Washington Post que detonaron el escándalo político conocido como Watergate que culminó con el fin del presidente Richard Nixon. El fantasma de ese escándalo sigue asustando a Trump y a sus aliados desde que asumió la presidencia.

Hoy, la versión impresa del New York Times incluye una sección especial de 11 planas llamada “El complot para subvertir una eleccion”, un intento de resumir todo lo que se sabe hasta la fecha en torno de la investigación sobre la supuesta intervención rusa en las elecciones estadunidense y la posible colusión y obstrucción de justicia por el círculo de Trump. En ella se hacen algunas comparaciones con Watergate.

Trump, como Nixon, padece de una creciente paranoia que exhibe casi todos los días al denunciar a los más altos funcionarios de su propio gobierno, casi siempre acusando que son parte de alguna conspiración en su contra. En una entrevista esta semana, afirmó que uno de sus más grandes logros como presidente será revelar lo que llama un “cáncer” de “corrupción” entre las personas que están investigando a su presidencia, y cómo reportó La Jornada, llegó a decir que “no tengo a un procurador general” en referencia a Jeff Sessions, quien fue el primer senador en apoyar su campaña, y a quien Trump no perdona por no escudarlo contra la investigación federal sobre su campaña.

Continuó su ataque contra el fiscal especial Robert Mueller, quien encabeza lo que llamó una “investigación fraudulenta”, como también altos funcionarios de la comunidad de inteligencia y del FBI, como con cualquier legislador que se atreva a cuestionarlo.

Los ataques contra su propio gobierno y colegas de su propio partido ya no son novedosos y hoy provocó preocupación entre legisladores republicanos al denunciar, por tuit, que el proyecto de ley del presupuesto elaborado por el liderazgo republicano era “ridículo” por no incluir fondos para su muro fronterizo. El liderazgo republicano desea evitar un cierre del gobierno -lo cual sucede si no se aprueba la medida sobre gasto federal- antes de las elecciones intermedias de noviembre.

Mientras tanto, ante tal vez el peor desastre natural en la historia moderna de los estados de Carolina del Norte y Carolina del Sur provocado por el huracán Florence, algunos reporteros locales quedaron asombrados por lo que sus colegas a nivel nacional han tenido que atestiguar diariamente en Washington. Uno reportó que en la vista de Trump a Carolina del Norte fue “surrealista”, ya que no permitó que ningún funcionario local le informara sobre lo que estaba sucediendo, sino que sólo aceptó las gracias, elogió a encargados de rescate por sus “talentos”, afirmó que él había impulsado la economía más dinámica jamas implementada (o sea, no venía al caso) y concluyó preguntando cómo estaba la situación en el Lago Norman, donde tiene uno de sus campos de golf.

Poco antes de viajar a las Carolinas, Trump difundió un videomensaje por tuit donde declaró que ese huracán es “uno de los más mojados que jamás hayamos visto desde el punto de vista del agua”, algo que provocó intensas burlas.

Esto en medio de un estado donde han muerto por lo menos 41 personas, unas 10 mil siguen en albergues, miles de casas han sido dañadas, unos 120 mil familias no tienen electricidad y hay un desastre ecológico con el desbordamiento de desechos tóxicos de la industria agropecuaria por las inundaciones históricas.

Y es justo el primer aniversario de la devastación de Puerto Rico por el huracán María, donde la cifra de muertes oficial original fue de 64, pero los cálculos más recientes de expertos académicos de la Universidad de George Washington indican que 2 mil 975 personas perecieron por causas directas e indirectas de la tormenta entre septiembre de 2017 y febrero, pero Trump rehusó aceptar la nueva cifra acusando que fue fabricada por demócratas para “hacer que se me vea mal”. Insiste en que la “fantástica” respuesta de su gobierno fue “una de las mejores tareas jamás hechas”. Mientras tanto, más de 200 mil puertorriqueños se mudaron a Estados Unidos después de la tormenta, decenas de miles de hogares siguen dañados o destruidos, y la infraestructura está más deteriorada que nunca en una isla en bancarrota fiscal donde la mayor parte de los fondos federales prometidos aún no se entregan.

Los daños del huracán Trump son tema incesante entre las cúpulas y sus observadores en este país, los medios están empapados por esta tormenta hasta el punto en que opaca lo que realmente está sucediendo mientras todos están enfocados en un mandatario que está a veces abiertamente desvinculado de la realidad- y todos los saben.

Fuente jornada.com.mx

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