Una de cada cuatro muertes prematuras y de enfermedades en el mundo están relacionadas con la contaminación y otros daños al medioambiente causados por el hombre, advirtió el miércoles la ONU en un informe sobre el estado del planeta.
La contaminación atmosférica, los productos químicos que dañan el agua potable y la destrucción acelerada de los ecosistemas vitales para miles de millones de personas están causando una especie de epidemia mundial, según el texto, que advierte además de los efectos negativos sobre la economía.
Este informe, llamado en inglés Global Environment Outlook (GEO), en el que participaron 250 científicos de 70 países durante seis años, subraya igualmente una brecha creciente entre países ricos y pobres: el sobreconsumo, las contaminaciones y el derroche alimentario en el Norte precipitan la hambruna, la pobreza y las enfermedades en el Sur.
Al tiempo que aumentan las emisiones de gases de efecto invernadero y con ellas el calentamiento del planeta, los desarreglos climáticos como las sequías y las fuertes tormentas aumentarán la vulnerabilidad de miles de millones de personas.
El Acuerdo de París de 2015 aspira a limitar el calentamiento global a +2 ºC, y de ser posible a +1.5 ºC, respecto a la era preindustrial.
En cambio, no existe ningún acuerdo internacional equivalente sobre el medioambiente y los impactos sobre la salud de las contaminaciones, la deforestación y de una cadena alimentaria industrializada son menos conocidos.
9 millones de muertos
El informe GEO, que utiliza centenares de fuentes de datos para calcular el impacto del medioambiente sobre un centenar de enfermedades, recopila una serie de emergencias sanitarias relacionadas con contaminaciones de todo tipo.
Las condiciones medioambientales “mediocres” son responsables “de alrededor de 25% de las muertes y de enfermedades mundiales”, según el texto, que cifra en unos 9 millones los decesos en 2015.
A falta de acceso al agua potable, 1,4 millones de personas fallecen cada año de enfermedades evitables como diarreas y parásitos relacionados con las aguas contaminadas.
Los productos químicos evacuados al mar perjudican la salud de “potencialmente varias generaciones” y 3 mil 200 millones de personas viven en tierras degradadas por la agricultura intensiva o la deforestación.
El informe estima, además, que la contaminación atmosférica causa entre 6 y 7 millones de muertes prematuras al año.
Además el uso masivo de antibióticos en la producción alimentaria entraña el riesgo de provocar el nacimiento de bacterias superresistentes que podrían convertirse en la primera causa de muerte prematura a mediados de siglo.
El crecimiento, en jaque
“Se necesitan acciones urgentes y de una envergadura sin precedentes para frenar e invertir la situación”, indica el resumen que acompaña el informe.
Sin una reorganización de la economía mundial hacia una producción más sostenible, el concepto de crecimiento podría no tener ningún sentido ante las muertes y los costes de los tratamientos sanitarios, según los autores.
“El mensaje central es que con un planeta sano, se contribuye no solo al crecimiento mundial, sino que también se beneficia a los más pobres que dependen de un aire puro y de agua limpia”, indicó a la AFP Joyeeta Gupta, copresidenta del GEO.
“A la inversa, un sistema en mal estado de salud causa daños inmensos en las vidas humanas”.
El informe apunta no obstante que la situación no es irremediable e insta sobre todo a reducir las emisiones de CO2 y el uso de pesticidas.
El derroche alimentario también debería reducirse: el mundo tira a la basura un tercio de la comida producida (56% en los países más ricos).
“En 2050 habrá que alimentar a 10 mil millones de personas, pero esto no quiere decir que debamos doblar la producción”, insistió Gupta, abogando por ejemplo por reducir la ganadería.
Esto “conllevaría un cambio en los modos de vida”, reconoció.
La publicación de este informe tiene lugar durante la Asamblea General del Programa de la ONU para el Mediombiente que se celebra en Nairobi.
Según fuentes próximas a las negociaciones, algunos países ricos, con Estados Unidos a la cabeza, amenazan con no acoger “favorablemente” el informe, una mala señal de cara a un futuro acuerdo sobre la reducción del derroche alimentario, el sobreconsumo y las contaminaciones.
Pero, ricos o pobres, todos los países deberán adaptarse a la realidad de su medioambiente, según Gupta. “El agua dulce supone más o menos (un volumen) fijo”, explica a modo de ejemplo. “Al final, habrá que compartir. Este es un discurso que no gusta a muchos países desarrollados”.
Fuente;lajornada.com.mx