Regresar al origen
Fue una decisión personal que tomé basado en algo que era para mí mucho más real de lo que me rodeaba, fue el sentimiento que tuve de niño al visitar las salas del Museo del Prado y ver aquellos bodegones, eso me impacto de una manera muy fuerte, y quise pintar cuadros que tuvieran esa sensibilidad, porque me sentía conectado a eso.
En Nueva York tuve que pintar abstractos y también hice collage. Mi obra después se forma más en el dibujo y en la tradición pictórica del Renacimiento, desde el Quattrocento italiano, los primitivos italianos como Piero Della Francesca, Paolo Uccello, los pintores que usan la geometría y su obra está basada en el dibujo.
La impaciencia de crear
Una de las cosas que se ha perdido en la pintura es el tiempo de la espera, queremos que se haga ya y se toma tiempo, no sólo se toma tiempo la formación de un pintor sino que se debe de tomar tiempo, mucho tiempo, la creación de una obra.
Tiempo detenido
“El punto fijo de un mundo que gira” ese fragmento de los Cuartetos de T.S. Eliot creo que es una descripción de la pintura, porque la pintura y la naturaleza muerta en específico, son movimiento, pero un movimiento quieto, que contrarresta al mundo que nos rodea.
Encontrar y retener
Hacer una naturaleza muerta como ésta, le digo “oportunidades y encuentros” porque encuentras de pronto en el mercado un arreglo, y ya sabes que lo vas a pintar, para encontrarlo tienes que estar mirando, porque no todo lo que nos rodea es pintable, podría pintar cualquier cosa, pero busco esa oportunidad, es como encontrar poesía. Entonces algo se enciende y puedo empezar el cuadro, porque me lleno de algo, a lo mejor es una emoción o es una relación de colores, se puede explicar de muchas maneras. Dejo que el subconsciente entre en la obra, que haya una grietita para que entre la luz.
Tiempo y nostalgia
Traté de hacer una especie de cuadro reloj de una manera muy simbólica, convertí la mesa en un reloj de sol y retomé la idea de Eliot, de que el tiempo es presente, es el punto quieto en medio del movimiento y ese es el punto del nacimiento, de la salida, del retorno. Hay un ciclo, las nubes tienen su movimiento, la mesa es el contrapunto de lo que permanece y lo que va a cambiar. Lo hago de una manera muy intuitiva, tratando de que estas cosas pasen a través de mi subconsciente, sin controlarlas y después, cuando veo que encaja visualmente, lo dejo solo y me pongo a dibujar y se acabó.
Fuente: milenio.com