Entre llanto, desconcierto y clamor de ¡justicia! fue sepultada el jueves la niña Imelda N de 8 años, víctima colateral de la delincuencia que tenía como blanco a su padrastro Ricardo García Aguilar, el cual también murió de forma instantánea en el ataque armado.
Imelda era estudiante del tercer año de primaria de la escuela “Mariano Ramos Rojas” ubicada en la colonia 20 de Noviembre de Coatzacoalcos, lugar al que llegó en el interior de un ataúd color azul escoltada de amigos y familiares mientras que sus compañeros de clases ya la esperaban en la institución educativa.
Con un pase de lista, entre llanto y dolor comenzaron las palabras de despedida dirigidas a una niña que a su corta edad murió en medio de un evidente ajuste de cuentas cometido en agravio de la pareja de su madre.
Imelda fue recordada como una niña aplicada, respetuosa y siempre solidaria con los demás, una menor que para sus amigos, profesores y familiares deja un enorme vacío.
Pasado de las 15:00 horas, el cortejo fúnebre emprendió el camino con dirección al cementerio de la congregación Barrillas, lugar donde desde ayer descansan los restos mortales de Imelda.
En tanto su madre de quien se reserva identidad, continuaba convaleciente y bajo estado de salud reportado como grave en una clínica de la ciudad.
Hay que recordar que la niña, fue blanco de las balas cuando un comando armado llegó a su hogar donde permanecía con su padrastro Ricardo García Aguilar y su madre, repentinamente los sicarios ingresaron al departamento ubicado en calle Guacamayas del fraccionamiento “Punta Verde” donde una ráfaga de fuego cegó la existencia de la niña y del individuo de quien ahora se sabe era el objetivo principal por presunto adeudo de droga, según las primeras versiones.
