España avanza año tras año en digitalización. En 2018 fue el país, junto a Irlanda, que más progresó en esta materia, de acuerdo con el Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI, por sus siglas en inglés), que elabora desde 2014 la Comisión Europea. Hoy ocupa el 10º puesto del ranking de referencia de la Unión Europea (UE) —el año anterior se situaba en el 12º lugar— por delante de Alemania, Francia o Italia, pero aún muy lejos de los líderes: Dinamarca, Suecia, Finlandia, Países Bajos y Reino Unido.
Poco a poco, España ha ido ganando posiciones y mejorando su nota (en el último ejercicio obtuvo cinco puntos, frente al promedio europeo de 3,2) en conectividad, capital humano, uso de servicios de Internet, integración de la tecnología digital y servicios públicos digitales, los cinco parámetros que mide este barómetro. Por eso, en términos globales, se sitúa cuatro puntos por encima de la media europea (54).
“Los resultados son buenos en conectividad gracias a la amplia disponibilidad de redes de banda ancha fija y móvil rápidas y ultrarrápidas y al aumento de su implantación. La mayoría de los españoles hace un buen uso de una diversidad de servicios en línea. Las empresas han aprovechado al máximo los avances de las tecnologías digitales y recurren cada vez más a las redes sociales, las facturas electrónicas, los servicios en la nube y el comercio electrónico. Y figura en las posiciones más altas en administración electrónica”, destaca el informe.
Sin embargo, dos aspectos lastran su desempeño y hacen que pertenezca al grupo de estados con calificaciones intermedias, como Austria, Malta, Lituania, Alemania, Eslovenia, Portugal, Chequia, Francia y Letonia. “Pese a la mejora en capital humano y el uso de servicios de la Red, aún se sitúa ligeramente (dos puntos) por debajo de la media. En concreto, una quinta parte de los españoles no está aún en línea y cerca de la mitad de sus ciudadanos carecen de competencias digitales básicas, aunque cuenta con unas infraestructuras de acceso por encima de la media. Además, a pesar del aumento de la demanda en el mercado de trabajo, la oferta de especialistas TIC sigue estando por debajo de la media de la UE”, advierte el documento. De ahí que para Alberto Martín Rivals, socio responsable de management consulting en KPMG, la mayor prioridad sea la inversión en formación del capital humano y cultura digital tanto en el ámbito empresarial y académico como en el de las Administraciones públicas por ser “nuestro talón de Aquiles”.
Carencias de medición
Los expertos coinciden en que falta camino por recorrer. “No estamos donde nos gustaría si lo comparamos con nuestros socios, pero estamos progresando”, razona David Pereira, socio en el área de tecnología y soluciones avanzadas de Everis. “España suele mantener unos puestos discretos. Es decir, aunque prospera y el grado de transformación tanto de empresas como de ciudadanos es cada vez mayor, siguen existiendo grandes oportunidades de mejora”, valoran desde la patronal tecnológica AMETIC. Mientras, Martín Rivals, de KPMG, opina que su nivel es aceptable. “Hay que tener en cuenta que España se encuentra en una de las regiones más digitalizadas del mundo, Europa”.
Algunas consultoras y entidades creen, no obstante, que este indicador no se ajusta a la realidad porque, dicen, es un proceso mucho más transversal y excluye, por tanto, ciertos campos de estudio que consideran importantes. “El DESI se crea con base en la cifra media de una nación, y el problema no es la media final, sino la brecha entre los colectivos de las zonas rurales e industrializadas, entre la población joven y anciana o entre los sectores con alto poder adquisitivo y buen nivel de estudios frente a los contrapuestos”, critica Alicia Richart, directora general de la Asociación Española para la Digitalización (DigitalES).
“Las iniciativas deberían incluir parámetros más relacionados con el retorno: la percepción de los consumidores sobre los servicios digitales ofrecidos por organismos públicos y empresas, y la de los empleados en cuanto al grado alcanzado en las organizaciones donde ejercen su actividad. De nada sirve un mayor acceso a conectividad, servicios de Internet, disponibilidad de la tecnología, con su correspondiente gasto, si no redunda en un beneficio para el consumidor o el empleado final”, añade Pereira.
Líderes vs. atrasados
Los sectores orientados a usuarios finales son los que están más adelantados, entre ellos banca, telecomunicaciones, retail y turismo, concuerdan las firmas consultadas. Les siguen industria, transporte, el sector público y el energético, estos dos últimos tirando con fuerza. En cambio, construcción y educación van a la cola.
Pero el antes y el después se debe en gran medida al comercio electrónico. “Los sectores B2C [de negocio a consumidor] se han transformado en los últimos años, buscando la retención o nuevos usuarios a través de una mejor experiencia gracias al e-commerce, la omnicanalidad (propuesta coherente por web, móvil, redes sociales o en la tienda física) y la personalización de las ofertas”, señala Pereira.
Aun así, la brecha es mayor cuando se analiza por tamaño. “Las grandes empresas, con más de 250 empleados, muestran niveles significativamente más altos de uso de comercio electrónico, CRM [relaciones con clientes], redes sociales, big data, la nube o de ciberseguridad”, afirma Martín Rivals.
Por ende, las pymes son las que se encuentran en peor situación con diferencia, en concreto las que tienen menos de 10 trabajadores, cuando en conjunto suponen el 99% del tejido empresarial español. “Casi el 100% de las pymes cuenta con herramientas TIC básicas, mientras que en las micropymes alcanza el 76%. En cuanto a las redes sociales, cerca del 50% de las primeras las utiliza y apenas el 35% de las segundas. Y el uso de big data o los servicios de la nube, el 11,2% y el 24,6% respectivamente en las de más de 10 empleados, frente a solo el 7,4% en las de menos”, refieren desde la patronal AMETIC a partir de los últimos datos del INE.
Además, solo el 14% de las pequeñas cuenta con un plan de digitalización, respecto al 70% de las grandes, según el Observatorio Vodafone de la Empresa. “Uno de los principales escollos es el desconocimiento de cómo se debe abordar el proceso y también el coste de su puesta en marcha”, insisten desde AMETIC. “Es importante que ganen masa crítica para competir en el nuevo entorno digital”, reflexiona Martín Rivals.
Peor aún, solo al 2% de las empresas le preocupa la digitalización. Da igual que tenga 1 o 100 trabajadores, como recoge el informe de Vodafone. “La concienciación es primordial para que se apueste por la transformación digital. Y el apoyo de la alta dirección resulta fundamental, ya que debe ser la promotora de estas iniciativas con el objetivo de crear una cultura digital empresarial”, concluyen desde la patronal.
En 2017 el antiguo Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital puso en marcha una consulta pública para el desarrollo de un nuevo plan nacional denominado Estrategia para una España inteligente, que actualiza su agenda digital con objetivos más ambiciosos y de acuerdo con las propuestas y metas de la Estrategia para el Mercado Único Digital de cara a 2025. Para ello creó un grupo de alto nivel, representado por los principales ministerios, con el fin de “dar prioridad a una buena conectividad e inversión en capital humano” como recoge el índice europeo.
Fuente: El Pais.com