En el Estado de México, el líder de Antorcha Campesina, Aquiles Córdova, encendió los ánimos de más 20 mil de sus seguidores que recibieron la orden de apoyar a José Antonio Meade. Pero los gritos, porras y tamborazos que retumbaron bajo la gigantesca carpa para recibir al candidato presidencial de la coalición Todos por México duraron poco: el discurso plano y sin matices –aunque leído a gritos por el cinco veces secretario de Estado– apagó el fuego y al final los aplausos sonaron a puro protocolo.
Sin rival en la contienda interna, Meade empezó su campaña de reconocimiento y proselitismo con una estrategia: primero darse a conocer entre los priistas con aquella idea de “háganme suyo”, luego afirmarse como candidato oficial a partir de enero, para después del 31 de marzo darle la pelea a Andrés Manuel López Obrador en busca del primer lugar, en el entendido de que habría dejado atrás a Ricardo Anaya.
fuente proceso.com