CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Dicen que a más de la mitad de los mexicanos ya no les importa lo que pasó hace medio siglo: la peor matanza social ejecutada por el Ejército bajo las órdenes del presidente Gustavo Díaz Ordaz. Dicen que solo recuerdan esa fecha como una efeméride, pero si esto fuera cierto habría que decir que lo ocurrido el 2 de octubre de 1968 es un punto de quiebre en la historia moderna del país.
Mantener la memoria viva en este tipo de acontecimientos es trascendental para cualquier sociedad. Se trata, no de conmemorar ni de celebrar cada año un día fatídico, sino de no olvidar para no repetir los mismos errores y tener siempre presente que el uso de la fuerza militar en contra de la ciudadanía sólo generará movimientos sociales que habrán de permanecer activos exigiendo el juicio y castigo a los responsables.
Es por eso que para la revista Proceso –a pesar de las críticas que lo catalogan de anacrónico– este tema siempre ha estado presente, y en sus páginas se han publicado múltiples investigaciones, expedientes, entrevistas, libros y fotografías corroborando la participación del Ejército a través del Batallón Olimpia, aunque por años el gobierno lo haya negado.
En diciembre del 2001 (Proceso 1310, 1311, 1312) se difundieron imágenes inéditas de la participación de hombres con guante blanco en una de las manos, con el que se identificaba al Batallón Olimpia creado por el gobierno de Díaz Ordaz específicamente para reprimir cualquier manifestación social que pusiera en riesgo la estabilidad del país en víspera de la realización de la Olimpiada.
En las imágenes se veía a jóvenes ensangrentados, casi desnudos, o sin pantalones, con las manos arriba o de espaldas mirando a la pared, vigilados por soldados con fusiles en las manos y otros hombres vestidos de civil con el famoso guante blanco en una de las manos, en actitud de dar órdenes.
El silencio gubernamental ante la revelación de Proceso fue sepulcral. La verdad histórica tantas veces negada, de que se había maquinado desde el gobierno una trampa la noche del 2 de octubre en Tlatelolco en contra de la manifestación estudiantil, fue corroborada con pruebas fehacientes a través de las fotos, una de ellas emblemática: la de Florencio López Osuna, miembro del Consejo Nacional de Huelga, quien días después de la publicación fue hallado muerto en un hotel de paso, en circunstancias extrañas.
Lo ocurrido el 2 de octubre de 1968 no es entonces cualquier efeméride, no se trata de recordar el pasado sino de mantener la memoria viva, mirar lo que a partir de entonces ha ocurrido en el país, los avances y retrocesos que hemos tenido como sociedad y también como gobierno.
Por cierto… Por primera vez la UNAM, la institución educativa más importante del país, que fue actor importante del 68 con el rector Javier Barros Sierra, alude de manera visible a la matanza estudiantil con un mural de luces bajo el lema de “Nunca Más” que brilla en la noche invitando a mantener vigente y actuante la reflexión social sobre esa fecha fatídica en el memorial histórico mexicano.
Fuente proceso.com.mx