La afluencia de niños migrantes no acompañados en su paso por el sur de Veracruz se ha incrementado en estos primeros cuatro meses del 2018, enfrentándose al riesgo de ser víctimas de la ola de inseguridad. De acuerdo a datos del Coordinador Diocesano de la pastoral de migrantes de la Diócesis de San Andrés Tuxtla, Ramiro Baxin Ixtepan, la edad más pequeña que han atendido en el albergue ha sido de siete años.
“Cuando nos llega un niño no acompañado lo recibimos en el albergue Guillermo Ranzahuer ubicado en el municipio de Oluta y le damos nosotros todo lo necesario y trabajamos de la mano con la Subprocuraduría del Menor para que ellos lo tomen en cuenta, les ayuden y se vayan a albergues especiales para niños”, dijo.
Estos menores de edad, en su mayoría se dirigen al norte del país para reunirse con sus padres, de nacionalidad hondureña, seguido de aquellos de El Salvador, Guatemala, Nicaragua y de Venezuela.
Apuntó que es la situación política, económica y de inseguridad que atraviesan en sus países, los motivos por el que familias enteras deciden emigrar en busca de mejores oportunidades de vida.
“La inseguridad que existe y que esto hace que tengan que salir de su país de manera forzada y buscar otro futuro y el albergue trata de ser un manantial de agua para que descansen”, finalizó.
